Es un deterioro lento de la función auditiva como  consecuencia de un proceso de envejecimiento. Se trata de una degeneración de las células neurosensorial de la cóclea, unas células que no pueden ni dividirse ni repararse. Esta degradación se extiende a las vías y los centros auditivos, así como al conjunto del sistema nervioso central.

  La lesión puede localizarse en cualquier nivel:

-lesión del oído medio por esclerosis del tímpano y de las articulaciones de los huesecillos;

- lesión del oído interno y del nervio auditivo por pérdida progresiva de una parte de las células ciliadas y atrofia de las fibras del nervio auditivo. La disminución en la tasa de oxigenación de los tejidos y la acumulación de los residuos (radicales libres) desempeñan un papel importante;

- lesión de las vías auditivas y del sistema nervioso central: se produce por una disminución de la cantidad de células y de las conexiones intercelulares en la zona de las vías y centros auditivos, debida, a su vez, a un descenso de la eficacia de los neurotransmisores, que son las sustancias que garantizan la unión entre las células nerviosas.

La presbiacusia aparece a los 50 años aproximadamente, aunque en ocasiones surge antes. Se puede afirmar que un 30% de las personas mayores de 65 años presenta una deficiencia auditiva, proporción que aumenta con la edad.

Existen circunstancias que agravan la presbiacusia, como ciertos factores ambientales, tóxicos o medicamentosos que aceleran el proceso.

¿CÓMO SE RECONOCE?

-Al principio (fase I), aparece una disminución de audición moderada que predomina en los agudos. El afectado no es consciente de esta situación y echa la culpa a los demás. Se encuentra incómodo sobre todo cuando le hablan de una habitación a otra y se ve obligado a subir el volumen del televisor.

-Poco a poco se llega a la fase II. Cuando el interlocutor alza la voz se produce un aumento de la molestia auditiva que afecta a la compresión “Si oír, oigo, pero no lo entiendo”, con hiperacusia dolorosa.

- Por último, en la fase III, el individuo se aísla para que no le tengan que repetir las cosas. La persona con problemas de audición se vuelve adusta o depresiva. Existen síntomas asociados: acúfenos, en un 25 o 30% de los casos aproximadamente; pequeños vértigos simples y trastornos del equilibrio más bien como consecuencia del envejecimiento general del sistema nervioso central.

Las exploraciones audiométricas revelan:

-gracias a las curvas tonales, las exploraciones audiométricas ponen de manifiesto una caída en las frecuencias 4.000 y 8.000 en primer lugar; después una disminución progresiva en las frecuencias conversacionales, y finalmente, un descenso en los graves. En la fase I, la curva se sitúa entre la frecuencia normal y la curva conversacional; en la fase II, en la zona conversacional; en la fase III, por debajo de la zona conversacional;

-las curvas vocales revelan la existencia de trastornos importantes en la compresión de las palabras y actúan sobre el porcentaje de inteligibilidad, que es muy bajo y tiene una curva de campana. Se puede afirmar que la posición de la curva vocal se adelanta una fase con respecto a la de la curva tonal y, además pone de manifiesto el envejecimiento de las vías y los centros nerviosos.

 

¿CÓMO SE CURA?

No existe un tratamiento médico que devuelva la audición. La única ayuda eficaz, si está prescrita, son los audífonos, siempre a condición de:

- estar en una zona audiométrica apta para su uso;

- estar psicológicamente preparado;

- aceptar un periodo de adaptación.

Para no pasar de fase o si ya está en alguna de ellas, les invitamos como siempre a que vengan a revisarse gratuitamente, y oirá la vida de otra manera.